Escrita por
Jeremy Leven, la historia que este film narra posee el mismo tono mágico de la
más conocida Don Juan DeMarco (1995); la dirección --de Ivan Passer-- y el reparto, así como la
concisa pero adecuadamente íntima partitura musical, confirman su carácter decididamente
entrañable. Aquí tenemos también dos generaciones que se cruzan vivencialmente,
inspirándose más mutuamente que en el caso de Brando y Depp citado: un
venerable y excéntrico científico (interpretado por otro de los grandes, el
encantador Peter O’Toole), sumergido en la utópica empresa de reproducir
artificialmente a su esposa fallecida hace un cuarto de siglo, entabla una
relación amical con su joven asistente (Vincent Spano, el co-protagonista de
Baby, It’s You), con quien compartirá una lección excepcional acerca del amor y
de la vida. La nueva Dulcinea de O’Toole (quien fue Don Quijote en Man of La Mancha y, no
sin razón, aquí llama Sancho a Spano) es Mariel Hemingway, asimismo en actitud
autorreferencial, casi parodiando sus exitosos roles en Personal Best y Manhattan --lo único reprochable
podría ser la falta de cierta química entre ambos actores; mientras que la otra damisela en cuestión es Virginia Madsen, una
de las musas eróticas de aquella década. Se trata, en suma, de una amable
joyita, de visionado obligatorio para los fans del prolífico Lawrence de David
Lean. ***/*****
lunes, 11 de agosto de 2014
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