domingo, 30 de diciembre de 2012

The Cabin in the Woods (2012)


Nota: Pulgares abajo ante otro atropello al cliente de los multicines Cineplanet. En su local de Lince (Cineplanet Risso), los ujieres que limpiaron la sala al final de la sesión de las 8:40 p.m. de ayer sábado primero encendieron la luz contigua a la pantalla mientras yo me hallaba escuchando la música de los créditos de cierre, cuya imagen enceguecida acaso mostró o no alguna escena sorpresa después del logotipo de Lionsgate. El caso es que estas personas decidieron ignorar mi solitaria presencia de espectador dedicado a la película y ajeno a la masa ausente cuyos estropicios de canchita y gaseosa trajinaban insensibles, irresponsables contribuyentes de la piratería en este país que así encuentra una razonable justificación (entre tantas otras) para su continuidad.


Persuadido definitivamente por la inclusión de esta pieza en el Top 10 de Jeremy Jahns, asistí a un espectáculo revisionista, de un humor macabro que no espanta la sensación de casi metafísica tristeza o pesar a causa del devenir del género humano, al cual por otro lado trata de auscultar en sus miedos más mitológicos y sus flaquezas menos presentables de un modo que trascienda su propia naturaleza de artefacto de consumo popular para el fin de semana --algo que logra en buena medida, aunque sin la perspectiva suficiente sobre la cual hacer posibles mayores contrastes reflexivos y oportunos debates de sobremesa. Los consumidores de canchita que me acompañaron, por ejemplo, dudo mucho que hayan podido asimilar adecuadamente la densidad de su trama entre las conversaciones telefónicas y los cuchicheos absurdos de siempre. En el nivel del espectador vulgar, pues, la película pierde su efectividad de instrumento inteligente debido a que es demasiado abstrusa u oblicua, y su impostergable crítica del medio se vuelve contra ella misma a la manera en que Natural Born Killers desapareció en la sátira que proponía de la cultura contemporánea de la violencia. Sin embargo, claro, se trata de un trabajo notable, especie de superado Scream posmodernista afecto a Lovecraft y los engendros infernales de George A. Romero o Lucio Fulci, y consciente de la paranoia global del Big Brother orwelliano que ha remplazado la Guerra Fría con estertores apocalípticos de The Truman Show, una pesadilla diseñada desde cuyo título se ironiza acerca de un género cinematográfico hecho de conspicuas matanzas texanas con sierra eléctrica y también campamentos menos enjundiosos donde las vírgenes sobreviven un viernes (que no martes) 13, y de antecedentes tan remotos como la casita confitada de Hansel y Gretel. Y no olvidemos al lobo feroz. (De hecho, los realizadores implican a una criatura enigmática como es el unicornio en la abigarrada galería de monstruos que se nos ofrece con aires totalizantes. Qué diría Deckard.)

lunes, 24 de diciembre de 2012

Starsky & Hutch (2004)


El tandem Owen Wilson-Ben Stiller se reúne con sus asociados habituales (Will Ferrell, Vince Vaughn) para filmar, en una clave cómica ya propia de la inolvidable teleserie de culto original que les sirve de base demasiado grande o intocable, la amistad de dos simpáticos y rudos policías tras los bichos más peligrosos de una ciudad gratuitamente sucia, infestada de drogas y pornografía y aun peores vicios, que en la pantalla grande pierde su detallada, cotidiana, familiar personalidad en favor de un calculadamente frío adocenamiento que deja al producto muy lejos de, por ejemplo, la totalmente imprescindible Wedding Crashers (donde ni el genio de Vaughn y de Ferrell, ni el talento sumamente carismático de Wilson, pasan en absoluto desapercibidos) o, por qué no, el mejor Stiller.

viernes, 14 de diciembre de 2012

Tarzan and the Leopard Woman (1946)


El ataque misterioso a unas caravanas supuestamente por felinos salvajes provoca el insólito ridículo del Hombre Mono, única mente de Sherlock Holmes en toda la jungla, civilizada o no, que inmediatamente pone en tela de juicio el consenso general. Sugerente, aunque un poco demasiado ingenua o simple (haciendo puntual excepción de la inusual, perversa morbidez en las escenas con Tommy Cook en el rol del hermano pequeño de la sacerdotisa titular), pieza de la filmografía canónica de Tarzan, cuando Johnny Weissmuller ya no se colgaba de las lianas en el jardín de la Metro. Brenda Joyce es una rubísima Jane, en sustitución de la morena Maureen O'Sullivan. Dirige Kurt Neumann, calibrando correctamente suspenso y humor --como siempre, las escenas con Cheeta son impagables.

domingo, 2 de diciembre de 2012

The Letter (2012)


Los extraordinarios James Franco y Winona Ryder (muy sobre todo ésta, en sensible interpretación) estelarizan este cuento introspectivamente barroco, conciso y desarticulado, onírico y bastante (o quizá demasiado) abstracto, acerca de una dramaturga y directora (Ryder) que, durante un taller y a causa de la presencia nueva de un misterioso e individualista actor (Franco), va a llegar peligrosamente al borde de la insania --y acaso a conocerla. Las escenas de los ensayos resultan previsiblemente atractivas --al menos para mí, que siento especial fascinación por la actuación y el proceso creativo que la sustenta--, pero la nebulosa historia de traición e infidelidad conyugal se ve afectada por el tratamiento formal que pretende hacer eco de la esquizofrenia de la protagonista y sólo consigue reflejarla en los dislocados fragmentos de un espejo empañado. Hay una belleza minimalista cierta (puntuada por un piano que, insólitamente, recuerda al Ligeti de Eyes Wide Shut), no obstante, y la dulzura y vulnerabilidad de la inolvidable actriz de Beetlejuice o Bram Stoker’s Dracula vuelven a sernos irresistiblemente seductoras. El placer dactilar que Franco inflige a una de sus compañeras de reparto parece inspirado, en su actitud, por la anécdota entre Jimmy Dean y la chica con la pierna amputada --hey, Winona suelta asociaciones más disparatadas a lo largo de los noventa minutos del film.