Producción de la Metro realizada a mayor gloria de la espectacular Cyd Charisse, Party Girl debe de ser una de las cintas de género más sorprendentes de la historia. La afición de su director, el genial Nick Ray, por las pandillas como expresión subversiva encuentra su reverso en la meticulosa corrección de la que hace gala en los números musicales y en las incandescentes secuencias que siguen el idilio de la pareja protagonista --la otra mitad es el también impresionante Robert Taylor.
Cualquier observador atento puede adivinar
detrás de los gestos infantiles de estos asesinos vulgares y sibaritas, y de su
violencia coreográfica y sin sentido, el motivo profundo que los emparienta con
los personajes a su vez suspendidos en una adolescencia psicológica eterna y
víctimas de una insufrible conciencia del absurdo de la existencia, que son los
actores de Johnny
Guitar (1954) o Rebel Without a Cause (1955).
Como es habitual en Ray, uno de los
primeros herederos de Kazan, el trabajo interpretativo es magnífico. Lee J.
Cobb asume perfectamente el rol de un gangster emocional y ampuloso, prefigurando en
cierto momento al Capone que Robert De Niro compuso en The Untouchables (1987).
En papeles menores, el tenso John Ireland y (especialmente) Corey Allen,
memorable 'antagonista' en Rebel,
contribuyen a redondear la atmósfera de amenaza y decidida vileza que impregna
a este drama altamente recomendable.
A continuación, un trailer sensacional:
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