Flirteando con el peligro...
La rubia Gloria Guida y la morena Lilli Carati, dos de las indiscutidas reinas de la commedia erotica all'italiana de los '70s, protagonizan esta fábula con visos trágicos, escrita y dirigida por Fernando Di Leo. Thriller de (s)explotación enmarcado en el subgénero de los hitchhikers, sigue las aventuras más o menos muelles y duras de unas muchachas de 20 años de edad, quienes viajan pidiendo aventón a Roma para reincorporarse a una comuna, donde todo era gratis y la promiscuidad podía ser satisfecha. En el trayecto, son confundidas con prostitutas, enfrentan avances no correspondidos y, eventualmente, cuando la policía detiene a todos por supuesta posesión de drogas, deben apresurarse en asumir sus necesidades económicas. Paul Nizan tenía razón.
Durante la mayor parte de su metraje, Di Leo, experto en el cine criminal, conduce una picaresca virtualmente irredimible, con abundancia de episodios indulgentes de todo tipo, en los cuales a veces ni la belleza de sus estrellas mitiga la sensación de vulgaridad, falta de inventiva, o aun, como mínimo, de una trama persuasiva, construida sobre algo que no sea el imaginario populista de ley (lesbianismo, seducción, y otros de igual gratuidad, donde Guida y Carati son exclusivamente objetos de contemplación, por más que se haya caracterizado como cuasi feminista a la última). Sin embargo, el cambio que sucede hacia el final --no tan inesperado, si observamos ciertos detalles de la producción y revisamos otras películas, como Blue Jeans-- provee a las actrices la oportunidad de demostrar su identificación con la audiencia, y al director la de crear una efectiva atmósfera de pesadilla, basada en elementos tan sensacionalistas como legítimos. No por nada, el impacto y la impiedad de esa estremecedora secuencia, con sus mafiosi perversos e impotentes, le debe mucho a una novela como Sanctuary, donde Temple Drake aparece como precursora de Lia y Tina, penetrando la selva del corazón humano. 2.5/5