lunes, 13 de octubre de 2014

All This, and Heaven Too (1940)


Este muy notable melodrama romántico originalmente escrito por Rachel Field y dirigido por Anatole Litvak para Warner --una de las compensaciones a Bette Davis por su fallido intento de protagonizar Gone with the Wind (1939)-- es una suerte de versión francesa de Jane Eyre (que, claro está, también inspiró Rebecca, del mismo año) basada en hechos reales: una mujer joven (Davis, en desacostumbrado rol de inusual fuerza moral e interior) arriba al hogar, destruido por los celos y el mal amor (incorporados ambos por una excesiva Barbara O’Neil, irreconocible madre de Scarlett O’Hara), de un duque (el atormentado Charles Boyer) y sus cuatro pequeños hijos, para trabajar como institutriz, en la era post-napoleónica de Victor Hugo. Por supuesto, la loca del desván es aquí un fantasma diabólicamente vivo y libre, cuyas intrigas no sólo provocarán el silencio de un idilio prohibido --comparable en aquella cualidad al de la aún más extrema (empero no interclasista) The Remains of the Day (1993)--, sino también la consumación del destino aciago de una familia, mientras se derrumba otro régimen monárquico, y del de una inocencia marcada por un cierto signo de Caín… aunque todavía podría vislumbrarse una esperanza hacia el final del camino. Excelentes actuaciones de Davis y Boyer como la pareja de amantes frustrados, en una realización de visos adecuadamente góticos que sabe aprovechar particularmente el encanto de su reparto infantil (June Lockhart, Virginia Weidler, Ann E. Todd y el angélico Richard Nichols) --de otra parte, las inicialmente maliciosas niñas de la escuela, que dirigen su crueldad a la indefensa nueva maestra, son lideradas por Ann Gillis. La figura del generoso e irónicamente cuasi-donjuanesco pastor es compuesta por un típicamente comedido Jeffrey Lynn. Emociones aseguradas en una producción de probablemente vasta influencia. 5/5

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