Ya que James Wan (autor de la prototípica Dead Silence) es
algo así como el Christopher Nolan del género de horror contemporáneo, no puede
extrañarnos que haya querido ofrecernos una génesis, un origen, un Conjuring Begins. Por otro lado, más
despistados que de costumbre, muchos críticos profesionales han errado la
marca: la exitosa película de la muñequita diabólica no es “menos buena”, sino
diferente. La titilantemente atmosférica Annabelle es un digno (si un tanto
modesto) ejemplo del style-over-substance consagrado por maestros como Mario Bava
o el Roger Corman del ciclo Poe (in a kingdom by the sea), y su abanico de referentes --desde Rosemary’s Baby (su contextualización junto con los crímenes de Charles Manson incluida) hasta The Omen, para mencionar solamente el filón del
Anticristo-- no la convierte en un pastiche frustrado, más bien en otra muestra
--como, en otro género, aquel recordado, kubrickiano Birth, de Jonathan Glazer-- de las aún ricas posibilidades imaginativas
del celuloide. 3/5
sábado, 8 de noviembre de 2014
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