Después
de asistir a la sumamente equívoca (por desnaturalizada y pretenciosa, entre otras
razones) adaptación teatral ofrecida en el Centro Cultural de la Universidad
Católica del Perú --la misma estrenada en España a comienzos de los ochentas--,
hemos tenido ocasión de revisitar otra decepcionante versión de la primera obra
maestra de Vargas Llosa --su primera novela. (Probable es que se trate de una
situación inevitable, cómo no.) El cine, empero, a diferencia del teatro, permite un
realismo que se aviene muchísimo mejor a la naturaleza de buena parte del
relato vargasllosiano, y los realizadores de esta producción peruana se han
atenido a una sola de sus muchas líneas argumentales priorizando la denuncia
del ejército y de la educación militar en un largometraje bastante escueto, dinámico
y eficaz; aunque, nada sorpresivamente, el guión no transmite en absoluto la inspiración e imaginación lingüística, dramática y poética, del original, y al final se trata de otro trabajo sobrevalorado en nombre de su alcurnia literaria. Juan Manuel
Ochoa destaca visiblemente en el reparto como una decente (en comparación con lo ofrecido por el montaje teatral, al menos) encarnación del Jaguar, uno de
los personajes, villanos o antihéroes, más complejos y fascinantes en la
historia universal de la literatura.
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